Brilla el cielo en la noche diáfana
cuatros pimpollos perfuman en la soledad,
la tristeza invade su mundo sin sueños,
el abandono sacude sus sentidos
pero es su alma y su amor por la vida
que cobija su aliento a los cuatro vientos…
Uno a uno abren a la vida…
a la esperanza, a su corazón,
como remolinos emergen a la adversidad…
rompen el silencio, revelando su color y aroma,
sentimiento noble que abren sus brazos
a la calidez y la fuerza del amor.
La luz es más pura en la alborada
los caminos encienden sus destinos
y es mi cuerpo cansado por mil batallas
con el valor y el temple de haber forjado
una historia, una victoria con dignidad.
Mi corazón late.
Mi espíritu es de lucha.
Mi alma es un mar sereno
con brisas de primavera…