VERDES Y OCRES
Prados de verde esplendor.
Ocres, si abrasa la vida.
Amores en el cajón.
Donde el recuerdo se achica.
Y sueños en el fogón.
Para cocinar sin prisa.
Cancioneros, verdes letras.
Ocres poemas, que se olvidan.
Pero, su esencia culmina.
Abrazándose a los verbos.
Tal como el néctar, que es vida.
En el interior se aviva.
Verde cuna, donde nacen.
Ocres sin paz, quienes mueren.
Por el ego y la codicia.
Verdes, viven quienes curan.
De la maldad, las heridas.
Las voces claman y gritan.
Se fueron verdes los álamos.
Ocres, fueron las raíces.
Y blancas las cicatrices.
Que, en el camino, quedaron.
Tales cuentas de un rosario.
En la sangre de los sabios.
Verde valle, que se extiende.
Tal como el amor, que crece.
Cuando el alma, vuela libre.
Y las grietas ya se zurcen.
Con hilos, de seda viva.
En el corazón, que vibre.
Amor verde, como el verso.
Que, verde, nace en poema.
Y viven, sintiendo fieles.
¡A, amores, que sí, culminan!
Llegando hasta el Universo.
Con la fuerza de quien ama.
Hay palabras, que son verdes.
Otras, ocres, que fulminan.
Y oscuras, como la noche.
Oscureciendo a quien siente.
El amor, que se sublima.
En versos, que reverdecen.
Cantos, que nunca se olvidan.
Pues, verde, es su vida misma.
Ángel L. Pérez ®
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15/08/2025