Luis prieto

El faro

Tu mirada brillante es el faro que me rescata de la deriva,

y me conduce, sereno, a tierra firme.

 

Tu piel, blanca y suave, es la arena sagrada

que, al rozarla, solo me ofrece paz.

 

Tu cabello dorado arde como un fuego eterno,

dándome calor y luz

cuando la noche es fría

y mi alma, oscura.

 

Tu voz… esa voz…

es la melodía que deseo como compañera perpetua;

la que, cuando caiga una y mil veces,

susurrará mi fuerza para levantarme.

 

Y con solo cuatro letras pronunciadas,

cada vez que digas papá,

mi horizonte se iluminará

y el camino volverá a abrirse ante mí.