GRACIA AL HUMILDE
La soberbia es muro de piedra,
que al alma detiene en su andar,
pero el humilde se postra y espera,
y Dios lo levanta al amar.
El orgulloso se piensa grande,
olvida su polvo y su fin,
mas el sencillo al cielo se expande,
recibe del Padre el jardín.
Gracia mayor da el Señor al pequeño,
al que reconoce su error,
al que no presume de propio diseño,
sino del divino favor.
Hoy rindo mi vida al Maestro,
renuncio al orgullo fatal,
prefiero ser siervo discreto,
que rey condenado al final.
Roberto D. Yoro
Olanchito, Yoro, Honduras C.A.