No hay ni escamas, ni plumas, ni una pizca de pimienta para sazonar mi rienda. Ando solo porque es mi mayor compañía; trabajo pocas horas al día, me levanto cuando mis ojos se llenan de melancolía. A diario, mis sueños se convierten en pesadillas, será por mi agonía tibia; lo digo así cuando el fuego no enciende mi \"do re mi\".
Pálido al escribir, sobrio al sonreír, porque mi mayor fan es mi porvenir. Ir por pares, por versos, por puro amor inmenso, cálido y por dentro frío en aumento. Siento que aún estoy dispuesto a lo que la vida me traiga; no es buscarla, es que llegue y solita se entregue. El trato es que acelere si es de quedarse, que se quede; estilo Mayweather, porque en cada hogar hay una sazón diferente.
Sigo vigente sin subir al cuadrilátero, pero vuelo alto, dime Pterodáctilo, depredador, el animal con mayor proyección, nacido de mi trabajo artístico, de mi práctica cultural, de la manifestación de mi ideología estética, de mi política artística. A mi atmósfera oscura, llamada así por faltos de escritura.
A los detractores de algunos dogmas, a religiosos que gustan de ciertos idiomas, a extranjeros que vienen a emplear su coma, y a diarreicos sin patria por querer otras; a profesionales que viajan a otras tierras a limpiar culos de ancianos, a vagos que sobreviven con sueldo del estado, a cuantos que luchamos y no robamos. A pueblos que nos identificaron con chalos y naranjos, encocados de pollo ahumado.