Raffael

¿Porqué?

¿Por qué cuando niño, mi lecho era un puerto sereno,
desgarrado y pequeño, pero limpio de penas?
Un beso de padre, la caricia de madre,
un rezo al Altísimo que el miedo apartaba.
Y ahora, fantasmas hermosos, de sombras tejidas,
se asoman de un lecho tan grande y vacío.
Atraviesan techos, penetran las puertas,
me persiguen sin tregua, sin saber dónde ir.

¿Por qué de niño, corría con risas al viento,
perseguido por perros, pero sin tormento?
Solo gritos de gozo, sin miedo en el alma,
las mariposas rosando mi rostro,
mi cuerpo era una flecha en calma.
Y ahora me persiguen los monstruos y fantasmas del tiempo,
mis piernas se rinden, mis fuerzas se van.
Me atrapan, me atacan, mi mente se agota,
y el eco de ayer ya no me acompaña.

¿Por qué de niño, trepaba el árbol más alto,
llegaba a la cumbre con un solo salto?
Miraba las nubes, la casa y el cielo,
y el viento era un amigo que no daba miedo.
Y ahora no tengo fuerzas, mis ramas se han roto,
no hay cumbre que alcance, mi vista se ha ahogado.
Aquella sonrisa que un día esperaba,
hoy se desvanece en la noche callada.

Duermo solo, esperando, sin besos, sin manos,
que el día siguiente no sea en vano.
Espero que un día, en el final del sendero,
los besos del Altísimo me esperen.