Helo aquí, el pedestal de floreciente
majestad, de esplendor y gloria viva,
aun en mármol inerte no es cautiva,
sí del fulgor eterno y trascendente.
Donde se quiera ver, en el presente
o pasado, partiendo a la deriva,
al horizonte... ¡Sí, gobierna altiva
con su pincel hermoso, nunca ausente!;
en todos lares desde el trono eterno:
nunca es recuerdo inmóvil y olvidado,
al tiempo breve se lo recordasteis.
Jamás por tanto honor habéis mudado
de título, señora; no legasteis
vuestra etérea esencia a su gobierno.