Una voz

Invisible



Evitar que el ocaso se incendie,  

rojiza sangre de oro puro;
es decirle al corazón que pare
de latir, por amor en conjuro.
No puedo evitarlo más: te anhelo,
por bruma viajan las miradas,
y es que yo solo a ti te veo,
mientras en tus pupilas, mi silueta
es trueno sin voz, sombra olvidada.
Te observo sin que me mires,
ni por fuera, ni por dentro.

Mientras muero en esta catedral
de mi alma, rodeada de gárgolas,
yertos sentimientos descendiendo. 
Fantasmal, abandonas mi cadáver
como pétalos que se evaporan.
Dios lo acoge con manos tibias,
me exhala, carne hecha espíritu.
La caída no me mata, me enseña
como volar, invisible, al ojo, de tu boca.




\"Gálatas 6:
Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos.\"