Mil noches soñé besarte
escondidos tras la luna,
mil veces quise mesarte
tu cabello de oro y duna.
Desde esa primera vez
que tus ojos me miraron,
cautivos en la calidez
de tu rostro, se entregaron.
Susurraba el viento amante
melodías de ternura,
y tu abrazo desbordante
me envolvía con dulzura.
Hoy mi sueño permanece
en la luz que me encadena,
y en tu alma se estremece
mi esperanza más serena.
Si la vida nos dejara
repetir la historia un día,
mi alma entera entregara
por tu mágica utopía.
Y aunque el tiempo nos aparte
con sus mares de distancia,
volveré para encontrarte
en la orilla de la infancia.