¡Qué el Día me despierte y
la Suerte me avise!
Sobre un bajo edificio, monoblock,
Palabra existiendo...
¡Qué la imprenta Fuente me
encuaderne y el Rodillo no me palpe!
La silla reposa sobre un segundo
piso frío, de invierno...
Piso helado bajo los pies,
sobre el mundo escarchado
se apareció la vida, en este momento...
¡Que sea mi amante la Revolución de Palabras! En aras de la gloria, el tiempo es miedo.
Que se duerman los enemigos de
las Letras (que son pocos y tantos) y no
me condene el altar para Ritos de Frases;
de los cuales no hay lugar en la Tierra.
Ahora, voy hilvanando mi drama Palabra.
¡Que el día me despierte y la suerte me avise!
Vuelvo a ser: Que mañana sea el día
de los Sueños realizables, postreros llenos de Esperanza no encomiable...
...Ahora palabra.
Hernán J. Moreyra