Cuando estemos entretejidos, sueltos entre la montaña, alistados en los matorrales.
Cuando nuestras piernas se rasguen con púas y espinas, donde la vista se pierde en las alturas terrenales.
Cuando por las fosas el aire esté limpio y los ojos no se pudran por luz corrupta.
Cuando no haya más muros de hormigón y asfalto, ni cielos encapotados, ni gritos por todos lados.
Cuando todo pase, cuando suceda. Quizá quede o brote, algún ser humano.