CELOS FANTASMAS
Aunque la llave ya no gira en puerta,
la sombra insiste en perfumar mi estancia;
es un perfume antiguo que despierta
la herida azul que oculta la distancia.
El aire trae pasos sigilosos,
como si el eco supiera el secreto;
fantasmas tibios, celos presurosos,
que se deslizan bajo el cielo inquieto.
Cruzan los muros como el humo errante,
sin que mis manos puedan detenerlos;
traen sabor de un tiempo sofocante,
y la memoria que arde por tenerlos.
Sabe la noche que no hay voz que acalle
la amante escrita en tinta y madrugada;
sus celos siguen, aunque el tiempo falle,
atados a la pluma enamorada.
Y nadie acusa, nadie más vigila;
el verso fluye libre y sin sentencia.
Pero en la tinta un fuego se destila,
el resto de un celo hecho de presencia.
JUSTO ALDÚ © Derechos reservados 2025