William26🫶

Yo Te Quiero

Yo te quiero

de Wcelogan 

 

Yo te quiero en el metro

cuando el wifi ya falla,

mientras suena reggaeton

y tu risa me estalla.

 

Yo te quiero en pijama

viendo series hasta tarde,

con el móvil en la cama

y la pizza que arde y arde.

 

Yo te quiero cuando juras

contra el GPS perdido,

cuando buscas aventuras

en tu Insta favorito.

 

Yo te quiero entre cuentas

que se amontonan sin prisa,

en las facturas que cuidas

y pagas con tu sonrisa.

 

Yo te quiero cuando finges

que comprendes mi trabajo,

cuando el lunes te restringe

y odias el despertajo.

 

Yo te quiero con ojeras

y pelo rebelde al viento,

con camisetas cualquiera

y tu voz llena de intento.

 

Yo te quiero cuando gritas

al equipo en la tele,

cuando el café se enfría

y el azúcar se revele.

 

Yo te quiero en videollama

con la señal cortada,

pixelado en la pantalla

pero siempre en mi mirada.

 

Yo te quiero aquí nomás,

sin filtros ni edición,

real como un hashtag

que late en mi corazón.

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Fotosíntesis del Olvido
por Wcelogan –

Mi lengua ya no exhala oxígeno.
Desde que lamí tu espalda, 
supe que todo lo verde muere
si se ama a contraluz.

Ahora germino
en la sombra de tu escote,
bajo ese relicario de piel
donde aún vibran
ecos de una célula incierta.

Me vuelvo líquen,
adhesivo de ruinas.
Pego mi fotosíntesis
a la respiración de tu insomnio.

Y tú,
¿cuántos bosques talaste
para olvidarme?
¿Cuántas veces fingiste primavera
con pétalos de detergente?

Te tengo atrapada en mi epidermis:
una raíz torcida en el paladar,
un hongo que deletrea sin pausa
tu nombre fragmentado.

Cuando abras los párpados,
descubrirás que te sembré
donde los ciervos se arrodillan
a beber su última visión.

Pero sigues negando la lluvia.
Te cubres con hojas de plástico,
te secas por dentro;
tu savia es ya susurro fósil.

Y sin embargo,
mi cuerpo reverdece
cada vez que imagino
tu lengua brotando
como helecho
en mi estómago.

No me borres del cloroplasto.
Soy esa sombra que da sentido al tallo,
el insecto que duerme
entre tus pliegues más asépticos.

Aún podríamos fundar un bosque:
bastaría tocarnos la raíz
y encender la savia dormida.