Hace mucho que no visitaba el ayer
Casi fue casualidad, encontré la puerta abierta y solo entré sin meditarlo mucho.
Fue recorrer las calles de mi memoria, las conversaciones que hoy son eco en el silencio.
Hoy visitar el ayer fue recorrer un ala del museo clausurada, una exposición que expiró porque el público no encontró admirable la colección permanente y dedicó solo un minuto a tomarse foto con la exposición temporal, sin observarla.
Quizá yo misma no encuentro qué de valor tenía esa colección que preservé por tanto tiempo, porque hoy al verla no entendí la mayoría de sus obras.
Solo recuerdo que antes me había entusiasmado, me había conmovido y había llorado de rabia y tristeza, sintiendo mi corazón astillado.
Pero no quiero deshacerme de esa colección, solo quiero dejarla itinerante en parques o plazas donde un caminante se detenga un minuto por la belleza o intriga que le genera; porque cerrarla por completo sería aceptar que el observador común tenía la razón, y para mí, la belleza es visible para quienes observan con empatía y con la voluntad de conectar con alguien más
SMM