La aurora los halló sin ropa y sin culpa,
los cuerpos entrelazados sin perdón,
el cuarto respiraba la penumbra,
y el eco del amor...la confusión.
El dormía tranquilo entre sus brazos,
cómo un niño que al fin soñó sin fin,
Ella misma al cielo entre los pasos
de un mundo que volvía a su jardín.
La alianza en su dedo la quemaba,
su lecho en casa aún la esperaba.
Un hombre fiel, ausente en la sospecha,
vivía sin saber que ella se alejaba.
Que he hecho? murmuró y su voz temblaba,
pero esto es amor, yo lo sé,
el alma dividida,se arrastraba,
entre el placer y el \"nunca debió ser\"
Pensó en su hijo, en la traición silente,
en el hogar que creó con devoción,
y aún así, su piel ardía latente
con el sabor del joven en su don.
La culpa no borra lo sentido,
lo que fue fuego no se puede hundir,
pero pesa el amor si es prohibido
y no hay placer que pueda redimir.
Se vistió con el alma hecha pedazos,
lo miró sin besarlo al despertar,
El dijo: vuelve, pero en sus brazos
ella no se pudo quedar.
Salió sin nombre, sin rumbo, ni alivio,
cargando el peso de su desición,
el deseo abierto al amor furtivo,
pero el deber entró en su corazón.
Aguila Solitaria
Di no al plagio
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29/07/2025