Torna el pintor al albo bastidor,
visionando con fe desde su prisma,
como si saliera del gran marisma
ese tono que mezcla sin batidor.
Pone los corceles en el partidor,
pues apuesta a su esencia misma,
mientras unge el óleo con crisma
en el rito del que es repetidor.
A su oído, salobres sirenas
musitan tonadas de inspiración,
logrando poner sus manos serenas
para que se fragüe la conspiración
con la cual crea doncellas morenas
que bien aceleran mi respiración.
Ryan Pires ___✍🏽©