Heritage Noir
Celebremos, a los fantasmas olvidados,
sin olvidar la carne que ardió en sus entrañas,
hasta que solo quedan huesos sepultados,
yacen al frío bajo pétreas montañas.
Siempre, cada siglo, renacen almas desterradas,
que ilusas claman su amarga verdad,
herida abierta, viva y desgarrada,
tejiendo en sombras su inmortalidad.
Manos teñidas de tinta amarga,
susurros lanzados al viento silente,
un don encadenado en su amarga carga,
soledad que ruge en eco latente.
Mientras las sombras se ríen sin voz,
un instante quiebra el pulso helado,
un fuego eterno que enciende el adiós,
hablar en lenguas que el tiempo ha negado.
La voz, daga fría y espejo roto,
fantasmas que arden sin descanso ni luz,
versos que son brasas, cenizas en luto,
ritos vacíos sin eco ni cruz.
Palabras incómodas, verdades crudas,
que hieren al ser sin piedad ni abrigo,
la sabiduría llega entre las dudas,
ecos que rompieron el eterno olvido.
Desde mis márgenes sangrantes, escribiendo,
verdades que nadie quiso abrir,
y los malditos, en mi alma viviendo,
legado oscuro que no puede morir.