Vives la tercera edad
rodeado de fantasmas,
enfermedades y traumas
con quienes debes luchar;
nunca olvides que jamás
estás solo, pues en tu alma,
una presencia acompaña
que no te abandonará;
una presencia divina,
que te dará ese poder
de vivir entre el amor;
silente voz que te guía
al encuentro con tu ser
y vive en tu corazón...