Cotito

Sinfonía de Suspiros

En la penumbra de la noche, ansío perderme entre tus suspiros,
donde cada palabra tuya se convierta en dulces gemidos.
Mis manos buscando el calor de tu piel, provocando escalofríos,

mientras nuestros cuerpos danzan al ritmo de deseos oscuros y fríos.

Tu boca, un oasis de pasión, aguarda mis besos ardientes,

y en la sinfonía de gemidos, nos sumergimos complacientes.

Te deseo, con la intensidad de mil fuegos indiscretos,

 y mis labios anhelan explorar cada rincon de tus secretos.

Mis dedos, artistas de placer, pintan caricias en tu piel,

eres el lienzo donde se dibuja el deseoo, fiel y cruel.

Explorando caminos que despiertan el fuego esencial,

y en esta danza carnal,, somos el arte celestial.

Que el éxtasis nos envuelva, como un fuego voraz,

quiero ser el vicio que en tu piel deje el rastro tenaz.

Que tus susurros sean la melodía que nos embriague

y en la lujuria de la noche, contigo me desgarre.

Así, en la pasión desenfrenada, dejemos que el tiempo huya

deseo ser el amante que en tus sueños se insinúa.

Que nuestras almas se encuentren en un ritual de amor,

un fuego eterno, un deseo que nunca se apague, mi ardiente primor,

Deja que escuche el mapa de tus venas, su latido,

un lenguaje secreto que te nombra mi único sentido.

Que el aire se electrice con el roce que se anhela,

y tu piel sea el evangelio que mi boca revela.

Ríndete al pulso que te eriza, a esta sagrada marea,

que desata la tormenta y olvida toda pelea.

No quiero solo tu cuerpo, reclamo tu abismo entero,

ser la fiebre que te quiebre y te forje de nuevo en acero.

Y en el silencio que sucede a la más dulce guerra,

tu aliento tibio es la única verdad sobre la tierra.

Ya no hay acero, sino un oro liquido derretido,

un nuevo pacto en la piel, un reino compartido.

Que el amanecer nos encuentre así, entrelazados, mudos,

reescribiendo el universo en nuestros cuerpos desnudos.

Pues este fuego no se extingue, solo aprende a esperar,

y mi nombre en tus labios será tu nuevo altar.