\"Surtidor del alma\"
Ah, la dulce flor,
olor de rosa, de nardo que arde lento
y de azucena temblorosa en mis pieles;
fragor de dicha,
presurosa aurora boreal de tus mañanas.
Las del jardín, en claro,
todas flores que vierten su luz en gotas,
surtidor del alma
y perfumes de ambrosías.
Allí, por donde bullen altivas
y alzan vuelo las esencias de la vida,
raudas, las semillas besan la tierra
donde emerge, ansiosa,
mi sangre melancólica,
cual pétalo fugaz que deshoja
las horas de mis días.
De la raíz, bebo el silencio;
de la flor de lis, el juramento:
Dios, mi savia y mi estandarte,
la calma a mi tormento.