Alberto Rocha

Tormenta

No me pidas que corra,
tengo los pies llenos de otras huellas,
y un corazón que se aprendió a cerrar con cerrojo.

Él me mira como si todavía me tuviera,
tú me miras como si ya me tuvieras,
y yo me miro en el espejo
como si no supiera a quién devolverle mis horas.

Te doy ocho de cada diez respiros,
y aún así me llamas distancia.
Me quedo hasta las cinco de la mañana
sólo para comprobar
que la voz que recuerdo sigue viva en tu garganta.

No te doy todo, no porque no quiera,
sino porque ya he visto
cómo se derrumban las casas que construimos a la primera lluvia.
Y tú sabes…
la última vez fuiste tormenta