El viento fue apagando a mi voz
gritando tu nombre
con mi voz ya ronca.
También se fue apagando el amor
y de poco se fue
desvaneciendo tu sombra...
Medito, pero no sé quién soy
no me descubro
aquí en esta hora.
Solo me veo como un perdedor
como un mar
del que parten sus gaviotas...
Me aprieta el silencio con dolor
como aprieta el pasado
de repente a la memoria.
Mi mundo se ha dividido en dos
y detrás de mí la huella
que por triste no se borra...
Un gran desconsuelo en mi corazón
donde distante de mí
se encapricha más mi prosa.
Siento el vértigo de tu adiós
y en esta tarde de abril
soy yo el que en silencio aún te llora...