_La vaquita brava_
En medio de la pradera,
bailaba la vaquita,
con una flor en la oreja
y mirada bonita.
No embestía por enojo,
jugaba a la carrerita,
saltaba como un conejo,
la traviesa vaquita.
Los patos le aplaudían,
las ovejas se reían,
y hasta el gallo cantaba
cuando ella se movía.
Y así, cada mañana,
corría por la alameda,
la vaquita más brava
pero de risa entera.