Freddy Kalvo

La hormiga y el oso perezoso

—Pero: ¿qué hace con su tiempo?

Una hormiga preguntaba,

ante el oso perezoso

que encontró por la montaña

quien, al ver la hormiga inquieta,

dio respuesta muy con calma:

 

—Me mantengo aquí en la selva

muy tranquilo en cada rama

de los árboles frondosos

que me dan cada mañana

esas hojas que alimentan

y me engordan más la guata.

 

E insistió aquella hormiguita:

—¿Pero acaso no trabaja?

 

—No permite la pereza

porque siempre ella me atrapa

y me siento muy tranquilo

acostado en esta casa

llena siempre de arboledas

a la sombra de sus ramas.

 

Y la hormiga le insistía:

—¿Solo vive de hojarascas?

 

Y se vino la respuesta:

—Yo vivo como me plazca

porque vivo de placeres.

Si el trabajo mucho cansa

para qué quiero el trabajo

si hay un árbol salvaguarda.

 

Ya la hormiga no insistió.

Y se fue buscando bayas

recogiendo en el camino

toda fruta pa´ cargarla

proyectando que en verano

muchos frutos hacen falta.

 

Y aquel oso perezoso

ya no pudo comer nada

cuando el árbol hueco y seco,

ya sin vida, lo talaban.

 

¿Cuál será la moraleja,

si a la vida la comparan?

Lo que entienda de estos versos

«dígalo con sus palabras,

que las cosas que usted diga

hoy nos sirvan de enseñanza»