Oyendo los cantares de mis versos
su rostro lo dibujo con mis letras;
y fluyen mis ideas desde el alma
leyendo su melódica armonía
que iguala los trinares de los mirlos
que bordan del amor divinos cantos.
Escucho la ternura de esos cantos
que manan los ensueños de mis versos,
lo mismo que el gorjeo de los mirlos
que llevan en sus trinos tiernas letras,
que tienen de los valses la armonía
que expresa la pasión que abriga el alma.
Provocan mil suspiros en el alma
las notas musicales de esos cantos,
llevando la celéstica armonía
que llevan de Darío lindos versos,
pintados con la magia de las letras
que imitan los trinares de los mirlos.
Se inspiran con fervor los dulces mirlos
logrando que les nazca desde el alma
los trinos que semejan lindas letras
que brillan con el brillo de sus cantos;
tejidos con el hilo de sus versos
de sáfica y romántica armonía.
Entonces imagino que armonía
proviene del gorjeo de los mirlos,
que pintan en sus trinos dulces versos
nacidos del pentáculo del alma,
que evocan del amor los sacros cantos
que brindan de pasión divinas letras.
Por eso siempre trato que mis letras
alcancen de la música armonía,
que logra que parezca que mis cantos
semejan serenatas de los mirlos,
que emiten pensamientos que del alma
contienen sinfonías hechas versos.
Mis versos los diseño con las letras
que traen desde el alma la armonía
que imita de los mirlos bellos cantos.
Autor: Aníbal Rodríguez