Si cada pensamiento,
cada sentimiento y
cada acto, no solo reflejan un intercambio
de aprendizaje
y experiencias...
sino también un flujo
continuo de crecimiento
o decadencia.
Entonces, la forma de pensar
y de actuar esculpen la senda que tomamos:
el impulso inevitable
hacia la luz o la sombra.
Por eso, es mejor
profundizar en las cosas,
comprenderlas con detenimiento,
distinguir su luz o su sombra,
para ganar claridad
al generar pensamientos...
antes de soltar palabras
o pasar a la acción.
Para seguir por una senda de
iluminación mental y espiritual,
sostenida por cimientos
profundos que nos impulsen
hacia más luz:
pensar, sentir y actuar con claridad,elevando el ser a nuevas alturas.
Y no optar por un sendero
de nieblas y sombras,
alimentado por el egoísmo,
la avaricia, la envidia
y la imposición,
que irremediablemente
conduce a la maldad...
y arrastra el alma al abismo terrenal.
Con cada decisión,
cada pensamiento,
sentimiento y acto,
se van tejiendo las
costuras del alma,
formando lo que realmente
somos...
y revelando
lo que nunca podremos ocultar.
El ser o no ser,
la plenitud o la falta,
el estancamiento,
la decadencia o la evolución.
Un alma bien hilada
brilla y resplandece,
mostrándose tal y como es.
Mientras que un alma mal hilada
desprende oscuridad.
Aunque se intente encubrir,
su naturaleza
siempre será evidente:
Pues las costuras del alma,
nunca se pueden ocultar.