Sin Tu Presencia
El cielo pierde su fulgor cuando imagino tu partida,
mis horas serán vacías sin tu risa en mi camino,
el viento lleva tu eco y me habla de despedida,
mis sueños se tornan grises, sin rumbo y sin destino,
no hallaré consuelo en nada, ni en el mar ni en la brisa.
Las calles que recorrimos ahora son solo sombras,
el eco de tus pasos se desvanece en la distancia,
mis manos buscan las tuyas en las noches solitarias,
el tiempo se hace lento, cargado de impotencia,
y el alma se me quiebra al sentir tu ausencia.
¿Dónde guardaré los versos que escribí por tu sonrisa?
¿Quién iluminará mis días cuando apagues tu mirada?
El sol no calentará igual si no está tu risa cerca,
las flores del jardín perderán su dulce aroma,
y yo, sin tu cariño, seré apenas una sombra.
No hay estrellas en el cielo que alivien este dolor,
ni palabras en el viento que me hablen de consuelo,
el silencio se hace dueño de mi pecho en esta hora,
y aunque busque en la lluvia algún refugio cierto,
solo encuentro en la noche el frío del invierno.
El amor que te entregué no cabe en el olvido,
se aferra a mis recuerdos como espina en la piel,
cada instante a tu lado fue un tesoro escondido,
pero ahora solo queda la angustia de perder,
y el miedo de no hallarte cuando cierre los ojos.
Si el destino decidió arrancarte de mis brazos,
¿por qué no me arrancó también este sufrimiento?
No hay mañana prometida, no hay futuro a mi alcance,
solo un vacío profundo, un eterno lamento,
y la duda de vivir sin tu aliento en mi pecho.
Tal vez el tiempo me enseñe a caminar sin verte,
a reír sin tu alegría, a soñar sin tu calor,
pero hoy solo me queda esta herida abierta,
y el peso de un adiós que rompe mi corazón,
mientras el mundo sigue, indiferente a mi dolor.
—Luís Barreda/LAB