Sábanas dormidas
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Me abrazo a la apatía con un calor ajeno,
mientras el sol, despierta las sábanas dormidas
que sin querer consumen las caricias perdidas
que dejaste ayer noche con todo su veneno.
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Entre cuatro paredes, con un enjambre lleno
de imágenes que siguen en la cama esparcidas,
veo a todas mis ganas en un frasco metidas
y bajo la almohada con la que me encadeno.
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Y viendo ver pasar las nubes de algodón
que llenan el desnudo del techo que me ignora
dejo morir las horas en un pequeño espacio
.
donde el ánimo sigue perdiendo la ilusión.
Con el sabor hiriente de una noche traidora,
en mi pecho, tu adiós, se aleja muy despacio.
Fotografía y poema: Ramón Bonachí.