Ángel Ruiz Egea

Soneto: Nacimiento, vida y muerte de la noche.

El crepúsculo llega, su camino

al este, donde el último destello

palpita, tuesta cálido hasta el cuello

al cielo que le llega su destino.

 

Y se llena el vacío quimerino,

de múltiples luceros que hacen sello,

los cometas fugaces son cabello,

pintado diestro en presto remolino

 

de Aurora aliento, rostro de esta hermosa

ninfa; monarca del enorme imperio

que ornan aljófares de estrellas y astros.

 

Haciendo lecho de este su hemisferio,

se desvanece ya ante la copiosa

flor del alba, heredera de sus rastros.