Eráse un felón cojuelo
que apuntaba a ser convicto,
y la ley no le era estricto
por la estirpe de su abuelo.
Tanto amaba este el duelo
y meterse en un conflicto,
que temiendo un veredicto
le montaron en un vuelo.
Abu Dabi es hoy su casa,
donde apuesta, pierde y pasa
la factura al rey de putas.
Mala pata, suerte nuestra,
pues el tipo nos demuestra
que al incesto lo refutas.
A Fernando VIII