América
Quinientos treinta y tres ya son los años
que América vestía libertades,
con tribus en regiones, sin ciudades
y nada de injusticias por extraños.
Vinieron como bestias, muchos daños
causaron a las tierras y deidades,
robando los tesoros, propiedades
por una religión sin ermitaños.
Y quedan las cenizas de la ciencia;
aquellas de magnates del demonio,
fluyendo de invasora en la conciencia.
La danza del maíz es patrimonio
y el rito que persiste es resistencia,
así como la lengua es testimonio.
Samuel Dixon