Hoy, 11 de agosto de 2025, recibí aquí un correo de alguien del cual ya ni recuerdo su nombre en el que me hacía una cuasi extraña invitación a comentar un escrito, creo que suyo, en el que yo no tenía ningún interés por ser un tema que no me atrae nada. Respondí a su correo agradeciéndole su atención a la vez que lo rechazaba dándole para ello argumentos válidos y ciertos: Los míos. En mis argumentos le expuse cuáles son mis convicciones sobre Dios (de éste era el tema) exponiéndoles casos concretos que ahora evitaré para no alargar el tema; como respuesta recibo críticas a mis ideas, a mis convicciones, a los argumentos que tengo para pensar lo que pienso y no pensar como esta persona cree que tengo que pensar. Al final me amenazó (?) con el hecho de que si yo aquí publicaba o escribía algo contra Dios, su dios, me \"iba a poner, públicamente, en mi sitios\" me supongo que querría decir en el suyo. Repito, no recuerdo su nombre pero sí sé que tengo los correos que me envió con toda la conversación por si en algún momento fuera necesario hacerla pública. Mi segunda decisión fue bloquear a esta persona para evitar confrontaciones, con ésta y con otras si las hubieras, y dar por cerrado el tema.
Las leyes, todas, fueron impuestas
para un mayor control social, moral
y hasta criminal si se precisara.
Unido a este hecho, y el fracaso frente
a ellas, todo es parte de un proceso
de cambio.
Callarse, a veces, puede ser
revolucionario.
Hay algo que aún existe:
Es el caso de la memoria no escrita.