Manugongue

Pequeña historia por soleares

Recuerdo el día que salí
del cascarón de mis sueños
y al despertar te perdí.

Te busqué por tierra y cielo,
pero cuando te encontré
tu cara puso mal genio.

Tú me querías soñando
y encadenado a tu vera
sin moverme de tu lado.

Te juré y te perjuré:
nunca te abandonaría
sin tener algún porqué.

Ella un sí me concedió
y muy pimpante y coqueta,
de mi brazo se colgó.

Yo la tuve por sincera
y con cuatro carantoñas
me borró todas las penas.

Contentos en nuestro nido
fue nuestro lecho una fiesta
que brincaba como un río.

Mas no duró la jarana,
pues en despertando un día
me encontré solo en la cama.

Y fue un maldito revés.
Malas lenguas me dijeron
que huyó con aquel marqués.