Marisol Andrade

LA NECEDAD DE AMARTE

Esclava de tus recuerdos, mi corazón cautivo

y sin esperanzas, aún por tí suspira y sabiendo

que el adios llegó.

 

Si existo es por la caridad de Dios, pero con el

adios que yo te di,  se mermaron mis deseos y

fuerzas de vivir.

 

Todavía me siento tuya, imposibilitada de amar

 a plenitud a otro ser. Será que la estupidez llega

a tanto?, y la indiferencia que recibí no fue suficiente

para marchitar tu amor, a pesar del suelo árido

en que se encuentra.

 

Quisiera callar mis sentimientos a mis sentidos,

pero el uno le cuenta al otro,  lo mucho que por tí siente.

Si pudieran ellos el camino enseñar, para al abismo

tirar tanta necedad.