David Arthur

Un amor sempiterno

 

Era solo un enamoramiento adolescente

o un acto de valentía de un joven,

lo que me provocó a pedirle

 el último vals, el preludio

de la intimidad de un primero beso.

 

Ella entró en mi vida de puntillas

y sin resistencia me corazón robó,

surfeando con marea alta de ternura,

una por una semillas de amor sembramos

para cosechar nuesta cornucopia de dicha.

 

La puerta levadizo de mi corazón está levantado,

mi sino será en sus manos eternamente,

a través de los años la llama de la pasión

es de un sentimiento de profunda alianza,

florecida en un amor sempiterno que atesoramos.

 

David Arthur ©®

La foto propia del jardín de las rosas en Bamberg, Alemania