Te encontré,
no te vi.
Fue un reencuentro,
un recuerdo que despierta
lo más esencial del hombre:
la vida.
Este reencuentro
es la certeza de que traemos
anhelos de otras vidas,
de otros tiempos.
Es recordar una pasión
que se vivió
bajo otro cielo.
Tu piel
blanca y pálida,
le da elegancia al ambiente.
Ese lienzo pulcro
hace que mi mente dibuje
lo que no pueden decir las palabras.
Y quiero leerte,
tocarte,
olerte,
sentirte.
Tu mirada, tu mirada
no observa:
devora
Intriga, seduce,
y más aún en la intimidad,
cuando me susurras
quién soy.
Todo se reduce
a ti,
a mí,
y ese susurro perfecto.
Cuando buscas mis ojos
mientras nos amamos,
el universo se rinde.
Hay verdad en esa cara de gloria:
evidencia pura
de un alma
que reconoció a otra.
Wendy