Qué pasaría si nunca coincidiéramos,
si nuestras vidas jamás se encontraran,
si yo callara al mirar tu camiseta
y no diera el paso que me acercara.
Qué pasaría si no me invitaras nunca
a ese partido que aún guardo en la mente,
si no gritaras mi nombre en aquel gol
y después no vinieras a verme.
Qué hubiera sido si yo no te perdonara,
si cuando pude, tan lejos te dejara.
Lo sé: jamás habría sucedido
aquel final que aún duele en la mirada.
Fue el resultado de todos tus gritos,
y de mi lista de duros requisitos,
de las palabras que sangran al herirme,
y de un amor que aprendió a no sentirme.
Nos habríamos librado del dolor,
pero sin riesgo nunca hay vencedor.
Yo lo intenté con todo lo que tuve,
pero un final feliz… no se construye.