En cualquier materia del conocimiento
ya sea la novela, la poesía e incluso en un ensayo
y hasta en la asignatura de la Historia misma,
la mentira es una ficción que siempre,
siempre, dice la mayor de las
verdades.
Los Gobiernos dictatoriales no temen
a la Historia como materia de
conocimiento: temen al poeta crítico,
al novelista bien informado y que no
está sujeto a su control corrupto que
mediante una ficción real y
creíble es capaz de desmontar la
farsa impuesta.