Luis prieto

Tras la niebla

 

Sin rostro, mi sombra… mi juicio, mi herida.

Jamás vi figura tan negra y sombría;

sabía que a mí, sin piedad, me seguía,

con risa torcida, de hiel y agonía.

 

El aire se helaba, la noche gemía,

y un eco de pasos mi pulso vencía;

no supe de qué abismo su forma surgía,

pero al fin, a mi lado, su voz se vertía:

 

—Yo siempre te observo, convivo en tus días.

 

Pregunté temblando: “¿Qué es lo que querías?”.

Mostrando colmillos, su aliento me hería:

—Quiero tu cuerpo, hace tiempo es mío;

de tu alma me nutro, la bebo, la enfrío.

 

Y aunque huyas del mundo, seré tu agonía…

pues tras cada niebla, mi sombra te guía.

Luis Prieto