En un instante que no entra en el tiempo la dejé partir
sin saber que ese instante duraría por siempre.
Los momentos a su lado se rompieron,
y hoy recojo sus pedazos evocando una sonrisa.
La luna se esconde en un cuarto menguante,
y los grillos matan el silencio de mis noches vacías.
El viento susurra un nombre que no se escapa de los labios,
mientras el mar se roba todas las miradas.
El mar está roto… desde mis pies hasta el horizonte,
y usted, está presente en un espejo de agua.
Su ausencia se empodera con el ruido de las olas,
su ausencia se agiganta con el paso de las horas.
He pensado mil formas de abandonar su recuerdo,
he intentado reescribir mi historia, sin un rastro de la suya.
Pero solo sé escribir su nombre… aunque no lo grito,
y solo sé amarla a usted… aunque no la tenga.
Hoy escribo esta carta sin enviarla a un destino
no podría enfrentarme a sus ojos de olvido.
No concibo la idea de haber sido en su vida,
un pasado cualquiera o un recuerdo prohibido.