No hay libertad donde las cadenas te aprisionan, no hay amor donde no puedes elegir; todas esas heridas déjalas que se conviertan en cicatriz.
Marcarán tu alma, el recuerdo de mi existir, se volverán indicaciones, para nunca más volver allí.
Miraré lo que viene y afortunado seré si llega hasta mí; dejaré la locura de la intemperancia senil y tomaré la fortaleza de la inconmensurable juventud.
Tan gratos son tus dolores, vivir en el corazón de tu beatitud; aún no alcanzó tus favores, habrá alguna herida que pidió con ansias tu solicitud.