El verdadero encanto de ser, es no ser;
amor de mi vida,
este sentirte en mí me daña,
estoy atrapado en ti,
quiero liberarme
y volver a verte en carne y hueso,
acabar este embrujo.
Yo sé lo que ocurre en tu vida.
Esta extraña sensación de saber de tu vida
por asirte involuntariamente en mi ser,
sé que finalmente no es verdad
y espero que un día te atrevas a dirigirme unas palabras,
necesito saber si realmente existes.
Como ves he perdido la esperanza de mirarte directamente a los ojos
reconocer el amor que persiste en mí
despejar mi duda de si tu a la distancia
y por el fuego de mi corazón
se ha producido un vuelco en tus sentimientos.
Ya llevo años escribiéndote sin respuesta
ni palabra pronunciada por tu boca.
No lo tomes como un reproche,
debes tener una razón valedera.
Hoy me di cuenta lo vislumbrado en tu mirada antes de marcharte
y lo dicho desde lo profundo de mi conciencia,
son la frustración de un amor
perdido inexorablemente
intentando reconfortarme
de un duelo que no cesa y se agudiza.
Te amo, un beso desde el corazón
(Sé de tu lectura de mi escrito anterior dulce amigo)
Transcurrido un año en recuperación,
alternaba con internados
muchos llegaban y partían,
así conocí a mucha gente.
Están tratando mi amnesia y desorientación
sin un diagnóstico preciso.
Un día cualquiera apareció Fabián,
me saluda nombrándome
comienzan los recuerdos
a aflorar paulatinamente.
A él lo ingresan,
lo operan de unos tumores
permanece por mucho tiempo en curación.
Nos hicimos muy cercanos,
principalmente por el gusto musical,
ambos tocamos el piano,
yo no lo sabía,
gracias a que un día él hizo una demostración
en un auditorio dentro del recinto
esa parte de mí se activó;
así fui descubriendo que él era capaz de tocar dos piezas,
conciertos, sinfonías,…
una con cada mano simultáneamente
y posteriormente irlas fundiéndolas en una sola;
estuve anonada por días
considerándolo inconcebible;
entonces, me pidió que a nadie se lo revelara,
probablemente lo perjudicaría;
más tarde comenzamos a ampliar la versión musical a tres conciertos,
yo en un piano una sonata
y él en otro, dos,
hasta que “aprendí” a que se fundieran en una sola melodía;
eso inició el éxtasis que viví por muchos meses.
Yo sé que a ti, amigo, no te puedo esconder nada de lo importante.
Este manicomio tuvo una luz.
Igual ahora te extraño amigo.