JUSTO ALDÚ

LOS GUARDIANES DEL AMANECER

Del barro azul despierta la memoria,

allí donde la lluvia nombra al fuego,

y el río antiguo escribe nuestra historia

con tinta de maíz y canto ciego.

 

La noche guarda el rostro del ancestro,

su aliento sopla luz sobre la arcilla,

y en cada palma vive el árbol nuestro

que escucha al sol danzar sobre la orilla.

 

La tierra, madre de raíz sagrada,

sostiene en su latido la semilla,

y alienta con su voz enamorada

la aurora y a las libres maravillas.

 

Hoy vuelve el trueno a hablar en lengua pura,

y el viento viste plumas de ternura.

 

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