Ya no puedo seguir y herirme
y encontrarte sin resolver,
y volver a nacer en cada
ausencia, que no estas.
Ya no puedo percibir
que tus ojos y tu boca
y tanta de tu belleza,
que devela la pasión,
no puedan consentir
a mi cuerpo esperanzado.
Ni sentir, ni soñar,
sino estas presente y tierna,
en mis sentimientos (breve
cursilería que el azar depara).
¡No mujer! Ya no puedo
no tenerte, ni perderte
en el recuerdo; sino estas
encandilando con tus manos
el transitar hermoso de mis años.
Ni tampoco, encender el fuego
para chispear y abrigar el corazón
de este helado invierno de 2001...
Desamparado, triste y alegre
como mi emoción congelada
por el témpano del abandono.
Incoherente, solenme de dulzura
sugerente y carente de toda locura.
No puedo, no poder tenerte
¡Sin perderte mujer! Ni encontrarte,
ni entenderte ante mi suerte
desbocada, así como si nada.
Ya no puedo seguir y herir
y encontrar sin resolver...
Hernán J. Moreyra