Sombra y Latido
por Wcelogan
Si mis ojos te forjaran
desde la fragua de mi fiebre,
nacerías estatua de rocío
en el instante en que el aire
recuerda el primer nombre de la luz.
Vendrías con los bordes aún húmedos,
como fruto que aprendió a latir
bajo la diestra de un relámpago,
latido tembloroso
de quien acaba de inventarse.
No te anunciarían trompetas ni pájaros,
sino una quietud espesa, densa,
la misma que arropa a los árboles
cuando presienten la tormenta.
Y si un día, sin aviso,
me asalta esa vocación extraña,
me haría cartógrafo del silencio,
con tinta robada a un verso noctámbulo
y brújulas tejidas con polvo de luna,
trazando mapas sobre la piel del viento
hasta hallar la noche callada
por donde tu sombra entra al mundo
y se disuelve sigilosa.