De Qué Manera Te Olvido
De que manera te olvido si cada objeto que mis ojos contemplan guarda un reflejo de tu presencia ausente
cada sombra en la pared cada libro cerrado cada taza vacía sobre la mesa fría me trae tu imagen nítida
como si el tiempo se negara a avanzar y me dejara atrapado en nuestro ayer.
De que manera te olvido si tu nombre se entrelaza con mis pensamientos más profundos
surge en el silencio de la madrugada cuando la ciudad duerme y solo mi vigilia lucha contra los fantasmas del recuerdo
que pueblan la oscuridad de mi cuarto con formas familiares y susurros conocidos.
De que manera te olvido si en la corriente humana de la calle busco sin querer las líneas de tu rostro amado
dibujo entre extraños tu perfil tu mirada tu manera de caminar
y por un instante fugaz creo verte solo para descubrir el vacío y la decepción cuando la figura se desvanece
dejándome más solo aún.
De que manera te olvido si la noche me arrastra hacia sueños donde tú habitas sin restricciones
donde tus manos me tocan tu risa resuena clara y tu aliento calienta mi mejilla
sueños tan vívidos que al despertar la frontera entre lo real y lo soñado se desdibuja
y la almohada guarda la huella de una felicidad que ya no está.
De que manera te olvido si el aroma delicado de las flores al abrirse en el jardín
me transporta a la esencia única de tu piel al perfume que usabas
ese olor que envolvía nuestros abrazos y que ahora flota en el aire como un fantasma dulce
y persistente que ningún viento logra disipar del todo.
De que manera te olvido si la risa franca de los niños jugando en el parque
me devuelve el eco de tu propia sonrisa amplia y luminosa
esa sonrisa que iluminaba los días grises y que ahora solo existe en fotografías desgastadas
y en el museo silencioso de mi memoria donde nada se pierde.
De que manera te olvido si cada rincón de esta ciudad cada café cada plaza cada puente
fue testigo de instantes compartidos de palabras dichas de silencios cómplices
y al pasar por esos lugares las paredes parecen susurrar nuestros secretos
y el suelo guarda las pisadas de dos almas que caminaban unidas.
De que modo te olvido si hasta el viento que acaricia mi rostro
me trae el eco de tu voz susurrando promesas que el tiempo no logró borrar
si la lluvia contra la ventana reproduce el ritmo de tu corazón cuando estabas cerca
y el sol de la mañana brilla con la misma luz que había en tus ojos la última vez que te miré.
Pero tal vez el olvido no sea el camino ni la meta quizás la memoria no es una prisión sino un puente
y en lugar de luchar por borrar cada huella puedo aprender a convivir con tu sombra
transformando el dolor en agradecimiento por lo vivido la melancolía en fuerza para seguir
pues tu recuerdo ya es parte de mi esencia como el río lleva al mar gotas que fueron nube.
Y así comprendo que no necesito olvidar para encontrar paz puedo guardarte en un rincón sereno
sin angustia sin amargura como se guarda una flor prensada en las páginas de un libro viejo
una prueba silenciosa de una belleza que existió y que alimenta la esperanza
de que el amor aunque cambie de forma nunca muere del todo solo se transforma
y en ese saber hay una luz tenue pero cierta que ilumina el camino hacia nuevos amaneceres
donde tu imagen sonríe sin dolor desde lejos bendiciendo mi futuro paso a paso.
—Luis Barreda/LAB