Llámame a la hora del sueño, cuando esté desnudo entre las sábanas.
Llámame y ayúdame a entibiar el lecho, con un amor sin fin, que nunca basta.
Llámame cuando estés desvestida como el alba, para que cubra tu desnudez con mi ser y alma.
Llámame antes que aclare el cielo, para que la noche muera entre lenguas saladas.
Llámame cuando el respiro se haga lento, el grito resuene y vuele sin voz ni mañana.
Llámame para mojar tu piel y tus huesos, antes de que la carne marchite y se deshaga.