CUERPOS RECÍPROCOS
Tu cuerpo no es solo tuyo, ni el mío me pertenece,
en esta alianza sagrada donde el amor se enriquece.
Nos dio el Señor, en su celo, el don de la pertenencia,
y con ternura enseñó el arte de la paciencia.
No es dominio, ni capricho, ni prisión disfrazada,
es entrega voluntaria, es alma entrelazada.
Cada caricia es lenguaje que el respeto pronuncia,
y en la llama del afecto, la pureza renuncia.
No neguemos uno al otro lo que Dios ha bendecido,
ni se enfríe el tierno abrazo por el tiempo no compartido.
El deseo no gobierna si el amor no lo dirige,
y la pasión se extravía si el espíritu no corrige.
Solo en mutuo consentimiento se detiene el aliento,
para buscar en la oración nuevo fuego y fundamento.
Pero volvamos a unirnos, sin engaño ni demora,
que el enemigo no gane lo que el pacto atesora.
Cuerpos que son testimonio del misterio revelado,
un amor que se regala y jamás es obligado.
Es un acto de justicia, de promesa y de ternura,
que se da con alegría, con respeto y con dulzura.
Roberto D. Yoro
Olanchito, Yoro, Honduras C.A.