De pronto me encontré en fría bruma,
espantado, cómo gorrión callado;
muchas aves mirandome acabado,
triste, pues el jazmín ya no perfuma.
Tratando de alcanzar un bello azahar,
la mujer resbaló al precipicio;
de pronto, todo fué correr, bullicio,
ella; ilusionada se iba a casar.
En su mano el azahar, mudo testigo,
de muchas ilusiones ya perdidas.
En mi mente, razones confundidas.
Es extraña razón, de cruel castigo.
Será que fue descuido emocional,
nadie piensa en un principio final.
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Dr. Salvador Santoyo Sánchez.
26/Junio/2025