Mi vida, ha pasado un tiempo, ¿no crees?
La luna sigue susurrando tu nombre, y las voces de las estrellas se vuelven muy ruidosas en la noche.
Durante el día, el sol me platica sobre ti: me cuenta tu jornada y cómo sus rayos te cuidan con ternura.
Ni hablar de las nubes, tan delicadas y suaves, que siempre lloran al mirarte.
Oh, cielo, gracias por cuidar de mi amor, por mirarlo y respetarlo.
Gracias, porque sé que siempre será amado.
– Mel